Cancel Visigodo

Acabo de recibir una muy buena noticia, hacía tiempo que no recibía ninguna. Parece ser que aquella piedra tallada que encontramos José Manuel, Iñigo y yo en un promontorio cercano al río corresponde a…, bueno lo digo al final para no quitarle la “magia” al breve relato

Después de entretenernos fotografiando la flor de una mandrágora continuamos subiendo por aquella ladera pedregosa, el sol ya comenzaba a calentar nuestras espaldas.

De repente me llamó la atención lo que en un principio identifiqué como un fósil con tres estrías semicirculares y paralelas pero que después resultó ser una piedra, una piedra blanquecina tallada que asomaba entre la tierra a la sombra de un palmito.

Nos quedamos los tres mirándola y comenzamos a “acariciarla” con el dedo índice. Delicadamente, con una navaja, José Manuel fue quitándole la tierra del alrededor y comprobamos como aparecía un relieve simétrico al que estaba expuesto al sol.

Esto nos animó a seguir quitando algunas pequeñas piedras de encima y alguna que otra rama, después apareció la primera de las veneras talladas, después la segunda, y la tercera…, y es que aparecía una venera tallada en aquella piedra y más nos animábamos a seguir, y más y más… hasta que conseguimos sacarla totalmente de su “cubil”.

Y allí quedó totalmente expuesta, arrancamos unas hierbas y fuimos frotando la piedra hasta quitarle los restos de tierra incrustada. Le hicimos fotos a diestro y siniestro, con zoom y sin zoom, con flash y sin flash.

Ante nosotros un dilema: o la dejábamos allí o nos la llevábamos, entonces… José Manuel, me miró y me dijo:

-Carlos, tu mochila es capaz de soportar el peso de la piedra, pasa tus cosas a la mía.- y así lo hice.

Metimos la piedra en una bolsa de plástico y la colocamos en mi mochila. Iñigo se la echó a la espalda y los dos bajamos por aquella pedregosa ladera mientras José Manuel iba a por el coche.

Llegamos a la carretera y allí esperamos en la cuneta a que nos recogiera.

José Manuel envió fotografías de la piedra a una arqueóloga para su identificación y tras consultas aquí y allá sucedió los que nunca nos imaginamos:

Parece ser que aquella piedra tallada, de la que sólo era visible una pequeña porción de color blanquecino, era un cancel visigodo, una obra de arte del período comprendido entre los siglos V y VIII.

Una pieza arquitectónica de notable importancia de más de 1.400 años de antigüedad.

Después de varias consultas y gestiones quedó depositada en el Museo Arqueológico de Jerez para su estudio y posterior exposición al público.