Abril aguas mil

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Un paseo por el Puerto de las Presillas.

Hasta donde alcanza la vista las incontables tonalidades del verde se alternan con el gris de la piedra caliza. Miras alrededor y solo alguna que otra encina osa poblar estas resquebrajadas laderas. El caos geológico que tengo ante mí es tal… que no me animo a subir a ninguno de los picos que nos vigilan. Además… el calor aprieta.

Continuamos por la senda y nos vamos a centrar únicamente en fotografiar plantas tallicortas que es a lo que hemos venido. Hace un rato que dejamos atrás el nacimiento del Guadalete y el bosque de pinos que lo escolta.

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Donde los marojos se ceban en los majuelos hay unas enormes piedras orientadas a norte. Ahí, donde jamás llegan los rayos de sol, no son pocas las especies botánicas que moran en las grietas.

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Voy buscando una biscutella de flores amarillas y hojas aterciopeladas pero hemos venido demasiado pronto, aún no viste sus mejores galas. La corola morada de Arabis verna pone la nota de color en aquel lugar sombrío y he optado por tirarme en el suelo para captar la esencia de esta delicada y minúscula especie.

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Y estando allí, sobre la esterilla, me he dado cuenta de que cuchichea con otra mucho más pequeña que la acompaña, de pétalos blancos. Resulta ser Saxifraga tridactylites, de estilizado tallo y corola de 5 delicados pétalos que mora en la casquera de piedrecillas que rodean a la enorme piedra que me da sombra.

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Mientras que esta última ha escogido el suelo para establecerse, las grietas de más arriba están colonizadas por otra especie del mismo género: Saxifraga boissieri. Consigo encontrar algún que otro geranium y un narciso preñado de pétalos ya mustios.

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Hemos llegado a donde nos sorprendió la nevada este pasado invierno. Las enormes hojas basales de los gordolobos salpican el lugar y algunas de ellas surgen en las mismas grietas cual rupícolas.

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Y ahí, en ese lugar donde en aquel entonces solo oíamos el crujir de la nieve a nuestro paso, moran muchas especies interesantes. La más pequeña de todas y que tapiza el suelo es un trébol de delicadas flores blancas. Trifolium subterraneum.

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Estando allí tendido nos ha llamado la atención otra especie más esbelta, de unos 8cm.: Parentucellia latifolia. Y el otro 50% de la “expedición” me ha dicho que le haga una foto que parece una mamá con sus peques, y como donde manda patrón no manda marinero… clic. Hoy es precisamente el Día de la Madre.

Por lo que he visto hasta ahora en dos semanas este paraje vestirá sus mejores galas. Muchas de las que venía buscando no están en flor y no me ha quedado otra que entretenerme con las que sí lo están.

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Y hemos andado por donde poca gente anda, ora sobre enormes piedras ora por dolinas escondidas. En este paraje existe un arbusto tan cariñoso que mora abrazado a las piedras, y a veces el amor es tan intenso que las oculta bajo sus ramas. Por estas calendas está en plena floración y sus flores son tan distintas a lo que estamos acostumbrados a ver por aquí que hasta que no las ves muy de cerca no caes en lo exótico de su belleza. Rhamnus myrtifolius.

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En la sobremesa, mientras el otro 50% de la “expedición” se broncea me entretengo explorando los alrededores. Me he tendido a pleno sol sobre una enorme piedra, cual lagarto, y me he puesto a la altura de aquel universo en miniatura. Debidamente abonado por excrementos de cabra montés moran diminutos pies de Centranthus macrosiphon, y en esas mismas fisuras localizo varios Sedum acre que no están aún en flor.

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Abandonamos estos parajes a la misma hora que el aroma del café invade la plaza del pueblo. Al vadear el Guadalete, en la otra orilla, a la sombra de los pinos, en un talud… un Muscari comosum nos saluda al pasar. Clic. Junto a él una Fritillaria lusitanica para la que su período de floración ha concluido.

 


abrilaguasmil-BB-00Gibraltar a la vista

Anotaciones de una fugaz visita de carácter botánico al Campo de Gibraltar. Algunas de las especies que nos han mostrado son: Vicia monardi, Convolvulus siculus, Scorzonera baetica, Ruta chalepensis, Simethis planifolia, Lotus ornithopodioides, Salvia officinalis, Hypericum triquetrifolium, Matthiola tricuspidata, Silene obtusifolia, Patellifolia patellaris, Lavatera mauritanica o quizás marítima, Ornithogalum broteroi y Asphodelus roseus.

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Gibraltar está ahí mismo, casi lo podemos tocar con la mano. Estamos en una sierra que ha sufrido tantos incendios que se ha perdido hasta la cuenta. Desde aquí oteamos la Bahía de Algeciras, aparentemente tranquila. Domingo.

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En esta ocasión Juan Antonio hace de maestro de ceremonias, muy de agradecer, y nadie mejor que él para mostrarnos algunos de los tesoros botánicos que atesora este lugar. Y hemos ido a tiro hecho, nos ha ido enseñando una tras otra varias de las especies que ya tenía localizadas.

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Pronto cambiamos de escenario, atrás ha quedado aquella sierra donde pocos árboles envejecen y ahora estamos al mismo nivel del mar, Gibraltar mucho más cerca.

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En estos arenales costeros, a dos pasos de la playa y a uno de la alambrada que delimita la frontera con la roca, moran especies tallicortas muy interesantes. Mar Mediterráneo.

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Nuestra visita ha sido mucho más fugaz que la anterior y seguimos adelante. Y ahora estamos en un sitio donde… los desprendimientos son continuos y nadie se preocupa de quitar las numerosas piedras que siembran el camino. La sola visión de estas piedras, y las hay de todos los tamaños, casi me llega a estremecer. Veo la ladera que se desmorona y tal es el caos que aquí existe que me extraña que no estén cayendo piedras continuamente.

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A lo lejos vemos la línea de costa de arena dorada, la bruma oculta el mar en el horizonte. Océano Atlántico.

 

 


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Pisando caliza y más caliza

Epílogo a una agotadora ruta de senderismo de 18 kilómetros. Aquí sentado en esta marquesina de madera en medio de la nada repaso las fotos que he hecho. Lo cierto es que, en esta ocasión, no le he dedicado mucho tiempo a la botánica.

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De todos modos, incluso así, hemos conseguido localizar alguna que otra especie interesante.

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Por el término de Jerez 

Anotaciones varias. En mis breves y escasos paseos por la campiña jerezana consigo fotografiar algunas de las siguientes especies.

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En una de las ocasiones el viento soplaba con tanta fuerza que la única planta que no se movía era la que moraba pegada al suelo. Y no me quedó otra que entretenerme con la más pequeñaja de aquel lugar: Sherardia arvensis.

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Y también recuerdo haber visitado ese parque que los domingos soporta un aluvión de visitantes. Y dos pasos más allá de los merenderos…

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El porqué de esta entrada en mi blog es bien sencillo: agrupar en un solo sitio todas mis fotos de botánica de este pasado mes de Abril. Y aprovecho la ocasión para expresar mi más sincero agradecimiento a Íñigo Sánchez, Juan Antonio García y Javier Fernández por mostrarme las especies que no conocía, y las que conocía… también.

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2 respuestas a Abril aguas mil

  1. Manuel dijo:

    Buena entrada Soto, te has «hinchao» hijo mio!!…no se te ha dado nada mal el mes de abril, vaya colección que has conseguido, me alegro por ti campeón.
    Un abrazo.

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