Valle del Genal

En esta ocasión nos vamos a desplazar a un lugar donde el otoño, cuando llega, se huele, se palpa y se siente. Cuando llega, tiñe montes y bosques de agradables tintes con tonalidades que van desde el amarillo intenso al rojizo más acusado. El otoño exibe sus mejores galas conformando un paisaje de sublime belleza. Hemos viajado hasta el Valle del Genal para disfrutar de este espectáculo de la naturaleza. El Valle del Genal está localizado al sur de la Sierra de las Nieves en la archiconocida Serranía de Ronda. Nuestra idea es recorrer un sendero que une los pueblos de Parauta e Igualeja. Un sendero que discurre entre bellos bosques de castaño (Castanea sativa).

Para llegar por carretera a Parauta, pequeño pueblo de acusados desniveles e intrincadas calles encaladas, habíamos dejado atrás Arcos de la Frontera, Bornos, Villamartín, Algodonales, Montecorto y Ronda.

Las nubes cubrían las Sierras de Grazalema y de las Nieves. Hacia el sur, en el Valle del Genal, se alternaban nubes y claros. Unas nubes amenazadoras a ratos. De todos modos la nota dominante fue el viento y unas temperaturas que habían caído en picado, tan en picado como que cuando iniciamos el sendero el termómetro del coche marcaba los 5º C.

El sendero parte de una más que empinada calle a la izquierda, casi en la afueras del pueblo de Parauta. Un primer tramo, hasta el Arroyo de los Granados, discurre por una pequeña pista de hormigón de acusado desnivel. Estamos en el Cerro de la Higuera. Se alternan a ambos lados pequeñas propiedades sobre laderas no aptas para que los zagales jueguen al fútbol por la acusada pendiente de estas tierras. A nuestra derecha Cartajima, pueblo aparentemente cercano pero que para llegar a él debemos sortear profundos barrancos, vadear arroyos y cruzar frondosos bosques. Eso es a nuestra izquierda, en esta ocasión nuestro objetivo lo tenemos enfrente, como aquel que dice: dos valles más allá. Nuestro objetivo es Igualeja, intrincado pueblo de morfología caprichosa adaptada al escarpado relieve del entorno, aquí nace el río Genal para dar nombre a todo este valle.

Continuamos por aquella pista descendente y sin apenas esfuerzo llegamos al arroyo que bajaba impetuoso. Aquí coincidimos con más senderistas, todos haciendo cábalas de cómo cruzar aquel cauce de agua cristalina de más de siete metros de anchura. En este momento, al ver aquella estampa, se me vinieron a la mente esas escenas de documentales donde nerviosos ñúes y cebras intentan cruzar el Massai-Mara, allí en el continente negro. Pronto uno se descalzó y cruzó a trompicones aquellas aguas frías, un segundo senderista se afanó en arrojar piedras enormes para construir un improvisado puente y otro más intentó cruzar, no sin riesgos, por el margen derecho sobre unos troncos caídos y lo consiguió. Los demás nos miramos y con esa mirada nos lo dijimos todo, ese era el sitio para cruzar,…y así lo hicimos.

Dejamos atrás ese impetuoso arroyo de aguas frías y cristalinas e iniciamos la subida por aquella ladera cubierta de bosque de castaños. Este es un sendero emblemático y señero del Valle del Genal, un sendero transitado por incontables grupos, más o menos numerosos, de aficionados a esto del senderismo. Al igual que la expresión “buen camino” es la más utilizada en el Camino de Santiago, el “hola que tal” fue la más oída ayer en aquellos bosques de aquel hermoso valle.

Cartajima, Júzcar, Igualeja, Pujerra, Parauta y muchos otros. Pueblos que salpican aquellas laderas cubiertas de bosques asemejando la piel de un cervatillo, puntos blancos sobre laderas ocres creando un paisaje de notable belleza.

Querer disfrutar de este espectáculo de la naturaleza conlleva estar más que pendiente del calendario, en noviembre, con las primeras bajadas de temperatura, los castaños comienzan a deshacerse de sus hojas. Es un proceso tan efímero que puedes llegar al valle y llevarte la sorpresa de que ni siquiera ha comenzado o, por otro lado, arribar a aquellos lugares y llevarte la decepción de que ya ha finalizado.

La caída de la hoja no es uniforme. Te puedes encontrar ejemplares de hojas completamente verdes y otros donde el proceso ya ha comenzado. El proceso no es homogéneo ni en el mismo ejemplar, de ahí la vistosidad. Encontramos castaños con hojas de muchas tonalidades ocres, verdes, amarillas, rojas, anaranjadas…

El suelo del bosque aparece tapizado por los erizos de las castañas. …allí te encuentras un escuálido camino que te lleva a una escondida caseta en lo más intrincado del bosque,…aquí una escalera de madera descansando sobre el tronco de un castaño,…un poco más allá el enorme tocón hueco de lo que fue un enorme árbol… Nos encontramos en un bosque donde es palpable la presencia humana, de hecho es el sustento de numerosas familias. A pesar de ello, con sólo apartarte un poco del sendero puedes localizar lugares donde parece que no ha pisado nadie.

En octubre se produce la recolección de la castaña, dando lugar a una actividad frenética que inunda estos valles. Aquí todo gira en torno a la castaña, de hecho es la base de la economía de la zona.

Continuamos subiendo por aquel sendero bajo el dosel forestal. A pesar del agua caída en días anteriores no había barro, muy de agradecer. Poco a poco alcanzamos la cima, esta cima no era otra que el Puerto de la Tetona, desde donde oteamos Igualeja, nuestro destino. Bajamos al pueblo y visitamos el nacimiento del río Genal, en una cooperativa cercana se apilaban blancos sacos de castañas.

Llegó el momento de emprender el camino de regreso, subimos de nuevo al puerto de la Tetona. Volvimos la vista atrás y oteamos, en el fondo del pequeño valle a Igualeja. Tras esto iniciamos la bajada por la ladera camino de Parauta. Antes de llegar al arroyo dimos buena cuenta de nuestras viandas. En esta ocasión vadear el arroyo fue pan comido y acometimos la subida por la pista de hormigón.

Es increíble la cantidad de personas con las que nos cruzamos durante el recorrido de este sendero. No es prudente abandonar este sendero de trazado lineal que discurre entre propiedades privadas. La atracción principal para los amantes del senderismo es recorrerlo disfrutando de los efímeros colores otoñales. Tras un recodo de aquella pista vimos como se aproximaba un nutrido grupo de senderistas, entre ellos un rostro que me resultó conocido, cuanto más cerca más conocido. Al llegar a mi altura, me planté delante…

– Tú eres Kiko Moya– le espeté

Me sonrió y me dijo – y tú Carlos Soto

A continuación llegó apresurado Miguel Sánchez Arteche, risas y apretones de manos, como es normal. Se trata de dos blogueros con lo que comparto esta afición al senderismo, sabía de ellos a través de las redes sociales pero no los conocía en persona. Fue un encuentro agradable que inmortalizamos con la foto de rigor. Ellos pertenecen a un grupo de Chiclana de la Frontera que se llama Al-Sendero. Nos despedimos y cada uno siguió por su camino.

De pronto el cielo se tiñó gris oscuro, casi negro, y comenzó a llover. Apretamos el paso y más pronto que tarde llegamos a Parauta. Ya en el interior del coche el termómetro marcaba 5º C. Tomamos aquella carreterilla sinuosa en dirección a Ronda, habíamos dejado atrás Parauta cuando detuve el coche en el arcén para contemplar el paisaje. Cartajima a la derecha bajo unos farallones calizos, enfrente Parauta y allí muy lejos, desparramado sobre la ladera de la montaña, Pujerra. Entre Parauta y Pujerra, casi en línea recta y oculto a nuestra vista, oculto en un profundo valle, Igualeja.

En las cercanías de Ronda el aguanieve que caía y una visibilidad casi nula nos obligaron a circular muy despacito. Una vez pasamos Ronda decidimos volver a Jerez por la Sierra de Grazalema. Antes de llegar al Puerto del Boyar el termómetro del coche parpadeó marcando 3º C, de repente comenzó a nevar tímidamente. Aquí nos detuvimos para deleitarnos con un paisaje dominado por  tonos anaranjados, tonos que curiosamente nos habían acompañado durante todo el día.

Esta ruta y muchas otras las puedes seguir en mi WEB de senderismo

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16 respuestas a Valle del Genal

  1. Manuel dijo:

    Preciosas fotos…….y la descripción insuperable.
    Saludos.

    • sotosendero dijo:

      Muchas gracias por tu comentario Manuel, viniendo de ti es todo un cumplido. Por cierto, me encontré en el sendero con gente del Comando Preston, hablando con uno de ellos me dijo que te conocía, pero no recuerdo su nombre. Creo que era el lider alfa del grupo.

  2. Maravillosa ruta, en el momento perfecto. Saludos 🙂

  3. Lola dijo:

    Sencillamente.precioso.muchas gracias por mostrarnos estos lugares de ensueño.

  4. Carlos posees una elevada sensibilidad, que gran riqueza tienes,

  5. Selu dijo:

    El año pasado estuve en Igualeja en esta época y me encantó. Me quedan muchos pueblos y rutas por hacer en esa zona, así que toca volver porque para los que nos gusta la fotografía es una maravilla. Bonito reportaje Carlos.

  6. grego dijo:

    el paisaje precioso me encantan los colores del otoño

  7. El Tortuga dijo:

    Que potito, pero vaya perdida de tiempo si no te traiste un saco de castañas. Un besote carlos.tu hermanito perdido, » En el Monte»

  8. Gori. dijo:

    sencillamente…espectacular!!!!

  9. Alicia Pérez Gil dijo:

    Hola!

    Estoy investigando acerca de algunas especies de árboles, entre ellas el castaño, y me he encontrado con tu blog.

    Además de útil, tu artículo es bonito, escrito con cariño. Las fotografías son preciosas, también.

    Gracias por compartir 🙂

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